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La
comarca del Matarraña, en
Teruel, es una de las zonas
más tranquilas y
despobladas de
España con menos de 10 habitantes por kilómetro cuadrado. En sus bucólicos paisajes, dibujados por cipreses, campos de almendros, viñedos, olivares
y aldeas medievales, se esconde
La Torre del Visco, un
destino único y
remoto donde celebrar el
arte de vivir,
desconectar y
abandonarse al
lujo sencillo y al
placer gastronómico.
Pioneros del lujo rural
Hay un dicho, mantra de cualquier viajero que se precie, que reza: «los caminos difíciles conducen a los destinos más maravillosos».
La Torre del Visco es una prueba fehaciente de ello. Está situada a
12 km del pueblo más cercano y los últimos cinco transcurren por una pista privada sin asfaltar, aunque accesible a cualquier turismo, desde la que solo se ve un
frondoso bosque. Cuando el visitante ya piensa que se ha perdido, se divisan las
almenas puntiagudas de la torre que da nombre al establecimiento, perteneciente a una
masía fortificada del siglo XV que fue restaurada hace más de 30 años por una de las
pioneras de los hoteles con encanto en el mundo rural en España.
Jemma Markham y su marido Piers, de origen británico y hasta entonces dedicados al sector editorial en Madrid, llegaron a Matarraña en 1993, antes incluso de que existiera esa denominación, cuando la
alta gastronomía
no estaba ligada como ahora a la
oferta hotelera y conceptos como
sostenibilidad,
kilómetro cero o
economía circular aún no se encontraban en nuestro vocabulario. Su proyecto fue entonces y sigue siendo hoy una
innovación; un modelo de negocio en línea con el espíritu
Relais & Châteaux, la exclusiva asociación a la que pertenece desde el año 2000 y que acoge
establecimientos muy especiales, con
ubicaciones singulares, enfocados a la gastronomía,
comprometidos con el entorno y cuyos dueños son
auténticos anfitriones que atienden
personalmente,
agasajan y se
desviven por sus clientes.
Jemma Markham, propietaria de La Torre del Visco
La hospitalidad como razón de ser
El
propósito de Jemma es el de hacer que el huésped se sienta tan
confortable como en su propio hogar. Por eso en
La Torre del Visco no hay una recepción como tal y todos los espacios –con la única excepción de las habitaciones ajenas– se pueden utilizar libremente: desde la
biblioteca, en la que reposan cerca de
3.000 títulos, hasta su magnífica bodega medieval o la
cocina, centro neurálgico de la propiedad, en la que uno puede entrar a cualquier hora a por un
tentempié, una
receta o una
charla con su equipo. La
hospitalidad se deja ver en cada detalle: desde su
equipo humano que más que equipo es una
familia comprometida con los valores de La Torre del Visco y volcados todos en el
bienestar de los clientes; las
flores frescas que perfuman todas las estancias, en las
habitaciones, decoradas con una interesante
colección de arte contemporáneo y en las que
no hay televisión para que la desconexión y el descanso sean totales… Tampoco hay
despertador
ni
restricción de horario para disfrutar de sus desayunos que, como en las casas, e sirven en una
gran mesa corrida –potenciando que los
huéspedes puedan interactuar– o en la
terraza. Eso sí, a quien
madruga le espera una
tarta recién horneada, además de un generoso surtido de embutidos,
quesos y
panes de productores cercanos,
huevos recién hechos, jamón ibérico cortado al momento,
mermeladas caseras o
frutas recolectadas en la propia finca.
Y es que
La Torre del Visco no es tan solo un hotel ni un hotel con restaurante. En un destino en sí mismo; un
proyecto integral que alberga, en sus
100 hectáreas,
2.000 olivos,
árboles frutales –almendros, albaricoqueros, cerezos, caquis, membrilleros, melocotoneros, ciruelos, nísperos, granados…–y un
huerto de cultivo ecológico que lo hace
autosuficiente en
aceite de oliva virgen extra,
legumbres,
frutas,
verduras
–desde las más habituales hasta tupinambo, raíz de apio, pepinos, colinabo, kale o tirabeques– y todo tipo de
flores comestibles y
hierbas aromáticas.
Cocina de ‘Metro’ Cero y Zero Waste
El restaurante El Visco ofrece una cocina que algunos han bautizado como de ‘metro’ cero, ya que el
60% de los ingredientes que conforman la carta procede de la
propia finca. Y lo que no se auto produce se busca en un
radio lo más limitado posible, incluyendo el
pescado, que se trae cada semana de la localidad costera de l'Ampolla (Tarragona), a 60 kilómetros. Reconocido con la
estrella Verde Michelin, al frente de sus fogones y de un experimentado equipo, se encuentran
Michael Torres y
Andrea Mesa, pareja en lo personal y en lo profesional, muy
involucrados en la defensa del territorio y en el
aprovechamiento de los recursos y cuyo reto es «respetar un producto que se mima desde el origen, aprovecharlo al máximo y extraer todo su potencial».
Una carta que cambia cada día
En
El Visco la carta
cambia cada día porque está sujeta al
capricho de la naturaleza. Eso, y la
sobreproducción que a veces se da en el
huerto, obligan a
Michael y Andrea a ser
imaginativos hasta el extremo y hacer lo que nadie hace. Por ejemplo: utilizan
potenciadores de sabor 100% naturales y de
producción propia, como la
semilla de la capuchina en lugar de
pimienta; «esta temporada hay exceso de perejil, por lo que elaboramos una pannacotta de perejil con habas y tirabeques. Y es que, aunque el producto tiene que saber a lo que es, la sorpresa siempre está presente en nuestros platos», afirman los cocineros.
Imaginación y
compromiso con la
economía circular y la filosofía
zero waste que dan como resultado platos como los
guisantes lágrima en diferentes texturas –con un fondo de yogur de oveja–, o la presa de cerdo Duroc de Teruel, ligeramente ahumada en casa, con raíz de apio en texturas. En su
compromiso con la biodiversidad, para el apartado de
pescados huyen siempre de
especies sobre explotadas y apuestan por
pescados de roca –como el
salmonete, que elaboran con una emulsión de gambas en la que utilizan hasta la cabeza– y especies en desuso, como la
llisa, de intenso sabor, que preparan con su piel y limón.
La despensa de esteve: una experiencia inmersiva en el huerto
La
carta de El Visco
se estructura en, tres entrantes,
tres principales y
tres postres que
cambian cada día y puede recorrerse a través de
diferentes experiencias a precio cerrado: puede optarse por un
primero, un segundo y un postre, por
70 €; la experiencia
"Crea tu propio menú"
que ofrece al comensal la posibilidad de hacer
cinco platos (selección de aperitivos, dos entrantes, un pescado, una carne y un postre) por
90 €; la experiencia
"Vía Verde" (opción
cinco platos, 90 €) que se centra en la
parte vegetal; y la
"Despensa de Esteve". A todos le incluye
pan hecho en casa y por supuesto el propio
aceite de oliva virgen extra de la finca
La Torre del Visco.
La Despensa de Esteve, novedad esta temporada, es una
experiencia inmersiva en el alma de este
Relais & Châteaux: su huerto. Por
120 € por persona incluye una
visita guiada al gran huerto de la mano de sus hortelanos,
Esteve y Mónica, dos
entusiastas de la naturaleza y la horticultura ecológica que explican con auténtica pasión cómo funcionan la
asociación de cultivos y la
permacultura –sistemas de diseño agrícola que imitan ecosistemas naturales para que las plantas se
protejan entre sí por cercanía ante la
ausencia de químicos– y
dan a probar algunos de los productos en fresco. A continuación, los clientes visitan la
cocina, donde se sirven los
aperitivos mientras descubren cómo se
trabajan los ingredientes que van a probar en sala, donde disfrutarán del resto del menú.
Se preparan también,
previa petición,
menús adaptados al público vegano y a todo tipo de alergias e intolerancias alimenticias.
Todo ello viene arropado por un
servicio de sala de máximo nivel
a cargo de
Marina Pedrós y su equipo de profesionales,
“embajadores” de la cocina,
discretos a la vez que cercanos y
acostumbrados a tratar a clientes de todo el mundo. A todos acierta con sus
recomendaciones de vinos para acompañar perfectamente cada plato desde la
carta de vinos en
constante evolución acorde con la filosofía del proyecto – una apuesta por
vinos de pequeño productor local, por los vinos naturales y por
varietales que van desde las
arraigadas garnachas hasta otras
menos conocidas como el
moristel
y
morenillo.
La
carta y menús pueden disfrutarse en el
amplio espacio interior de El Visco, o en la mesa del chef –los miércoles y jueves por la noche, previa petición– y, con la
llegada del buen tiempo, en su privilegiada
terraza con vistas al valle, donde por la noche las
estrellas brillan como en pocos sitios gracias a la nula contaminación lumínica. Además, los clientes pueden tomar un
aperitivo o una
copa en el
brasero o hacer la
sobremesa frente a la
chimenea en invierno o en los
jardines en verano.
Experiencia pastoreo: un homenaje a la trashumancia y a la figura del pastor
La
defensa del medio ambiente en la tierra pasa por trabajar
razas ganaderas en peligro de extinción para fomentar su
supervivencia. Por eso,
La Torre de Visco ha diseñado una
nueva experiencia de
alojamiento en torno a la
oveja maellana, una
raza de ovina autóctona incluida, por iniciativa del
Relais&Châteaux turolense, en el
Arca del Gusto del Movimiento Slow Food al cual pertenece el establecimiento.
Por 670 € por persona, la experiencia "Pastoreo" incluye
dos noches de alojamiento, desayuno, cena y un día de campo consistente en un
paseo por paisajes vírgenes acompañando a
dos pastores locales y sus
ovejas. Tras la caminata, los huéspedes podrán disfrutar de una comida al aire libre en la masía Tel-lúric una magnifica
bodega cercana, a base de
cordero y otras
delicatessen de la tierra, regada con los
vinos de Tel-lúric. Por la noche, los viajeros podrán disfrutar de una
cena en El Visco
donde
Michael y Andrea ofrecerán
creativos guiños a esta raza ovina ancestral cuya defensa promueve un régimen ganadero extensivo en vías de desaparecer, el
pastoreo, pero
crucial para la protección de los bosques y la
reducción del riesgo de incendios forestales.
Proyecto integral de sostenibilidad
La Torre del Visco es un proyecto
100% comprometido con el medioambiente y con las personas. Además de
fomentar la economía circular y de
trabajar el campo en ecológico
y
respetando los ritmos de la naturaleza, todos los
desechos del restaurante y el hotel se minimizan y se
recicla todo lo posible: los
residuos verdes se convierten en
compost; el
agua potable se
filtra en el sitio
y el
agua sobrante se reutiliza para el riego de las plantas; se ha eliminado los
plásticos de un solo uso y se han
cambiado las mesas para poder
prescindir de los manteles con el fin de
ahorrar agua y
minimizar el de detergentes y
suavizantes (especialmente dañinos para el medio ambiente); los productos de limpieza son ecológicos; disponen de su
propia instalación fotovoltaica y ofrecen sistemas de carga para coches eléctricos, entre otras medidas. Todo para dejar la
mínima huella en la tierra
y la más profunda
en quienes visitan este hogar vacacional.
Perfil profesional de Michael Y Andrea
Michael Torres y
Andrea Mesa son, respectivamente,
jefe de cocina y
segunda chef de El Visco, aunque en la práctica
comparten tareas y
crean las recetas por igual. Ambos de origen venezolano, se instalaron en España hace una década
enamorados de una
cocina que defienden y han
hecho propia.
Michael
comenzó su trayectoria en el
dos estrellas Michelin gallego Pepe Vieira, donde aprendió a respetar el producto por encima de todo. En el restaurante Tierra (*Michelin), del
hotel Valdepalacios, se centró en
guisos y escabeches y tomó contacto con el
espíritu Relais&Châteaux. Profundizó en el
tratamiento de los pescados y en la
cocina del norte de la mano de
Ignacio Solana (*Michelin), en Cantabria, y trabajó a las órdenes de
Fernando Pérez Arellano
(**Michelin) en su bistró de Mallorca. Después, recaló en el Relais&Châteaux El Castell de Ciutat, en Lleida, donde entró en la
rueda de la economía circular y se declaró un «apasionado de los pequeños productores apasionados de su oficio». Por último, desató su lado más creativo en los restaurantes de
Eneko Atxa (***Michelin) de
Sevilla, Vizcaya y Bruselas.
Andrea, por su parte, que se especializó en pastelería
durante sus estudios, ha acompañado a su marido en varios de estos establecimientos señeros: en
Tierra ejerció como
maître, como jefa de rango con
Arellano y como
repostera en
El Castell y
Azurmendi para después enfocarse en
cocina salada como los chef de Eneko Basque Bruselas y del
Relais&Châteaux Le Place d'Armes, en Luxemburgo.
Perfil Profesional de Marina
Marina Pedrós
comenzó su trayectoria profesional en
La Torre del Visco como
camarera en el año 2015 y ha ido creciendo poco a poco, gracias a su
profesionalidad, elegancia
y
don de gentes. Pasó una temporada en el
Relais & Châteaux Gravetye Manor en el
Reino Unido (una estrella Michelin) para mejor su inglés y ampliar sus conocimientos. A su vuelta ascendió a
segunda de sala (desde 2019) y ahora a
jefa de sala. Formada también en
sumillería en la
Escuela Superior de Hostelería de Sevilla y la
CETT de Barcelona, dirige un
equipo muy bien formado en las más exigentes plazas que contribuye a hacer de la
visita en El Visco una
experiencia inolvidable.
Dirección: Partida Torre del Visco, s/n. Crta. A1414, Valderrobres - Fuentespalda, km 19. Fuentespalda (Teruel)
Tel.: 978 76 90 15/ 978 76 90 56. WhatsApp: 680 390 604
E mail: restaurante@torredelvisco.com
Sobre RELAIS & CHÂTEAUX
Fundada en 1954, Relais&Châteaux es una asociación creadora de apasionantes experiencias que cuenta con 580 hoteles y restaurantes únicos en todo el mundo, dirigidos por emprendedores independientes, normalmente familias, que comparten la pasión por su profesión y están firmemente comprometidos con la autenticidad de las relaciones que establecen con sus clientes. Presente en diferentes partes del planeta, desde los viñedos del Valle de Napa hasta la Provenza Francesa, pasando por las playas del Océano Índico; Relais&Châteaux nos invita a descubrir un apasionante estilo de vida inspirado en la cultura local y una oportunidad única para adentrarnos en la historia de la humanidad. Los miembros de Relais&Châteaux tienen el profundo deseo de proteger y promover la riqueza y la diversidad del mundo culinario, así como las tradiciones de la hospitalidad. Se han comprometido a preservar el patrimonio local y medioambiental, tal y como figura en un Manifiesto presentado en la UNESCO en noviembre del 2014.
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