LITUANIA: EL NUEVO REFUGIO VERANIEGO PARA LOS ESPAÑOLES QUE HUYEN DEL CALOR
Con temperaturas estivales en torno a los 20°C, este país báltico ofrece una alternativa refrescante a los veranos abrasadores de España.

- Desde las impresionantes dunas del Istmo de Curlandia hasta los Lagos Verdes de Vilna, combina paisajes espectaculares con historia y leyendas.
- Relájate en un spa de última generación, disfruta de la alta cocina sostenible en Red Brick o sumérgete en la escena electrónica de Club Elastica bajo las vías de un tren.
Lituania quizás no sea la
primera opción de escapada veraniega en la mente de un
español, pero esta joya báltica es un paraíso refrescante cuando el
calor arrasa España. Mientras las ciudades españolas alcanzan los
40°C, los meses de
julio y agosto en
Lituania se mantienen en una
agradable media de 20°C, suficiente para
usar chanclas, pero
sin necesidad de siesta.
En lugar de estar
refugiado en casa del sol abrasador, el visitante tendrá la posibilidad de
pasear por las calles empedradas de
Vilna o
montar en bicicleta
por bosques de pinos sumidos en la niebla, bajo un sol apacible. Y aquí va un dato curioso:
Lituania
incluso
alberga su propio tramo del famoso
Camino de Santiago (el Camino Lituano), que
conecta este país con la
capital gallega. Esto deja entrever que los aventureros españoles tienen
más en común con
Lituania de lo que se imaginan, especialmente cuando se trata de encontrar una alternativa veraniega perfecta.

Camino Lituano que une el país con Santiago de Compostela
¿Estás listo para explorar el lado refrescante, vibrante y poco convencional de Lituania? Aquí te descubrimos cinco experiencias únicas que te harán enamorarte de esta maravillosa joya báltica.
Istmo de Curlandia (Neringa): dunas, leyendas y naturaleza salvaje junto al Mar
Amantes de la naturaleza, bienvenidos a la
belleza sobrenatural del
Istmo de Curlandia, una
estrecha franja de dunas de arena
de
98 km de largo tan
cautivadora que ha sido declarada
Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO. Esta alargada península, conocida en lituano como
Kuršių Nerija, se extiende entre el mar Báltico y la
laguna de Curlandia, creando un tapiz único de dunas
modeladas por el viento,
fragantes bosques de pinos y
pintorescos pueblos pesqueros.
Caminar por esta zona es como
sumergirse en una postal viviente. Subiendo la
duna dorada de Parnidis cerca de
Nida te ofrecerá las
espectaculares vistas
de las olas por un lado y los
pantanos de la laguna por el otro. También es un paraíso para los
observadores de aves, con
seis torres de observación para avistar las
aves migratorias que surcan los cielos. De hecho, cada
otoño, los científicos locales
capturan y anillan miles de aves en Juodkrantė mientras
transitan por esta
crucial vía migratoria. Desde únicos
halcones peregrinos hasta
alegres jilgueros, el cielo se
llena de alas, un verdadero
deleite para cualquier
amante de la fauna avícola.

Pero no solo es su
belleza natural lo que cautiva en esta península, también está
repleta de leyendas. Según
mitos locales, fue formada por una
amable gigante llamada
Neringa, quien
vertió arena en el mar para
proteger a la población de las
tormentas que provocaban a un
furioso dragón. Recorriendo las "Dunas Muertas" de
Nagliai, donde
pueblos enteros yacen sepultados bajo la
arena, es fácil
sentir la magia y el misterio en el aire. Además, es recomendable visitar la
escalofriante Colina de las Brujas en
Juodkrantė, donde esculturas de madera
representan cuentos populares lituanos sobre
diablos y héroes, añadiendo un toque
cultural peculiar al recorrido.
Ya sea
pedaleando por los tranquilos senderos arbolados, haciendo un
picnic en una
playa solitaria con las
olas a tus pies o
escalando las cumbres de las dunas para obtener una
panorámica del atardecer, el
Istmo de Curlandia ofrece un
espectáculo natural
en cada rincón. Es un lugar donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor,
esculpiendo paisajes e
inspirando leyendas, dejando a cada viajero
cautivado por este tesoro báltico.

Los Lagos Verdes de Vilna: un oasis esmeralda cerca de la ciudad
A solo
unos minutos de las afueras de Vilna, los
Lagos Verdes (Žalieji ežerai) representan un oasis secreto de verano que los lugareños
defienden con devoción. En una
tarde calurosa, basta con
tomar un autobús y, en 30 minutos, sumergirse en
aguas de verde esmeralda rodeadas de
pinos susurrantes. Seis lagos interconectados conforman este
refugio verde, con aguas tan
claras y de un
color jade tan brillante que casi parecen
irreales. Pero no lo son, el
impresionante tinte verde proviene de
manantiales minerales naturales ricos en carbonatos. Flotar de espaldas en el refrescante lago, observando cómo las
nubes se desplazan sobre las
copas de los árboles, hace que el
calor y la prisa de la ciudad desaparezcan.

Los
Lagos Verdes no solo son bonitos, sino también
prístinos y queridos, con una
dosis de leyenda incluida. Formados por
glaciares hace 18.000 años, algunos de estos lagos alcanzan
casi 40 metros de profundidad
y están rodeados por
empinadas colinas boscosas, lo que otorga a toda la zona una
belleza de cuento.
Cuenta una leyenda local que una
legión de cruzados con armadura atravesó el
Lago Balsys en invierno, solo para ver cómo el
hielo cedía y los
sumergía en una tumba acuática. Hoy en día, el
Lago Balsys, el
más grande de los
Lagos Verdes, goza de una
mejor reputación: su
playa principal, conocida simplemente como
"Playa de los Lagos Verdes", ha sido reconocida con la
codiciada Bandera Azul por su
limpieza y servicios.

Los
fines de semana de verano se pueden encontrar
familias y grupos de amigos haciendo picnics bajo los abedules,
jóvenes saltando desde los muelles de madera hacia las
aguas brillantes
y kayaks deslizándose de
cala en cala. Es la
experiencia definitiva entre ciudad y naturaleza: de un momento a otro, se pasa del
bullicio de Vilna a
asar carne jugosa junto a un
lago esmeralda o tomar el sol en un muelle.
Los
Lagos Verdes capturan la esencia de Lituania
como un
refugio refrescante
en plena naturaleza virgen, con un
toque de historia
y
leyendas y una
dosis de diversión
que hará que cualquier viajero agotado por el calor se sienta
renovado con la
brisa báltica.

MANA Sleep & Spa en Druskininkai: un santuario del sueño
El
estrés, el insomnio y el
agotamiento quedan atrás al llegar a
MANA Sleep & Spa en
Druskininkai. Este es el
retiro ideal para los
amantes del bienestar y quienes buscan un
descanso profundo.
MANA se define como un
“Sleep SPA” y lo cumple a la perfección. Cada habitación ultramoderna cuenta con una
cama inteligente que se
ajusta al cuerpo y realiza un seguimiento
de la
calidad del sueño en tiempo real. Incluso la iluminación está diseñada para
restaurar el equilibrio del ritmo circadiano, mediante suaves simulaciones del amanecer y
tonos relajantes por la noche. Si contar ovejas no funciona, ¿qué tal
dormir en un EnergyPod? Sí,
MANA ofrece cápsulas futuristas para
siestas perfectas de
20 minutos.

Durante el día, es posible relajarse entre saunas,
piscinas minerales y tratamientos de spa diseñados para
disolver la tensión. Este hotel de bienestar de
5 estrellas se encuentra junto a los
bosques de pinos y
ríos
de Druskininkai, una
histórica ciudad balneario famosa por sus
manantiales minerales. El entorno en sí mismo es terapéutico: tranquilo,
exuberante y curativo.
Terapeutas profesionales del sueño y
médicos están disponibles por si se necesita
ayuda adicional para relajarse, pero un
masaje corporal de lavanda y una
taza de té de hierbas en el
balcón privado podrían ser
suficientes. Por la
noche,
cortinas opacas y un aislamiento acústico de primera calidad
aseguran que
nada interrumpa el sueño.
MANA Spa
es básicamente un
refugio de confort de alta tecnología. Por una vez, “estoy de vacaciones” puede ser una
excusa legítima para
dormir hasta el mediodía. Después de una estancia aquí, uno se despierta sintiendo como si se hubiera
hibernado durante el invierno y con una nueva
apreciación por el arte de una buena noche de sueño.

Del huerto a la mesa: restaurante Red Brick en la región de Aukštaitija
Un
granero restaurado cobija el
Restaurante
Red Brick en
Farmers Circle, en la zona rural de Aukštaitija. Este lugar ofrece a los
amantes de la gastronomía la oportunidad de
disfrutar al máximo. En Red Brick
no solo se cena, se
vive toda una experiencia. Este
destino gastronómico que se caracteriza por
llevar el producto del huerto a la mesa se encuentra en una
granja orgánica de
780 hectáreas en la región de
Aukštaitija, a unas
dos horas en coche de Vilna. Los invitados emprenden un verdadero
“viaje de sabor”, comenzando con un recorrido por los campos e invernaderos donde se cultivan los
productos que formarán parte del menú.
El chef islandés Arnór Ingi Bjarkason dispone un
menú degustación de temporada que fusiona los
sabores bálticos y
escandinavos con un sorprendente
toque japonés. Imagina
recolectar setas silvestres en el bosque durante el día y luego
saborearlas en una
delicada sopa esa misma noche. Cada plato cuenta con
ingredientes de proximidad y de
origen sostenible, lo que explica por qué
Red Brick ha ganado la primera
Estrella Verde Michelin de Lituania
por su
gastronomía ecológica.
Comer aquí es como
visitar un elegante retiro rural. El restaurante en sí es un granero de ladrillo rojo restaurado con paredes de vidrio hasta el techo, lo que combina el
encanto rústico con un
estilo moderno. Se pueden disfrutar
aperitivos de savia de abedul o
hidromiel lituana mientras el sol se esconde por los campos ondulados. Si el
sopor que
atrapa después de una comida fuera un
deporte olímpico,
Red Brick ganaría el oro. Además hasta ofrecen la posibilidad de
arroparse en la casa de huéspedes aledaña “Sleepy Horse” después del gran festín.
Desde
cosechar zanahorias directamente de la tierra hasta
compartir un almuerzo sobre una
mesa de granja los sábados,
Red Brick convierte la
vida agrícola en una
experiencia gastronómica de alto nivel. Es el
cuento de hadas de un gourmet hecho realidad, con una
cálida bienvenida lituana y cada
bocado perfecto para compartir en Instagram.

Fiesta electrónica bajo las vías de un tren en Club Elastica (Vilna)
Si la
idea de una gran salida nocturna incluye
ritmos underground y
bailar hasta el amanecer,
Club Elastica en
Vilna no decepcionará. Ubicado literalmente debajo de la
estación principal de trenes de la ciudad, este
club subterráneo de techno se ha convertido en el
corazón de la vida nocturna de Vilna.
Los fines de semana, el
retumbar de los bajos electrónicos del sistema de sonido de última generación de
Elastica hace
vibrar la plataforma de arriba, sin necesidad de que haya trenes circulando. La
atmósfera del club es una
experiencia inmersiva de luces y sonidos, con
decoración de estilo industrial-chic,
creativas instalaciones de arte y
luces pulsantes sincronizadas con la música. Aquí es posible disfrutar de cócteles artesanales preparados por mixólogos que consideran la
coctelería un arte, mientras uno se pierde en un
hipnotizante set de techno, un auténtico viaje a través de
paisajes sonoros.
Elastica atrae a DJs locales e internacionales de muy alto nivel, convirtiendo una noche cualquiera en una fiesta de talla mundial. El
menú musical va desde el techno profundo e hipnótico hasta lo
más vanguardista de la música electrónica, e incluso
actuaciones experimentales en vivo, cada noche es una
aventura sonora. Además, se organizan
fiestas temáticas, por lo que no es raro encontrarse con una
rave retrofuturista o una noche dedicada al
acid techno.
A pesar de su
ubicación oculta y algo rústica, el club cuenta con
diversas comodidades, desde una
acústica de calidad hasta
salones chill-out que mantienen la experiencia a la altura. Los asistentes integran una mezcla diversa:
estudiantes,
artistas,
profesionales, todos
unidos por el amor a la música y la
energía que transmite la pista de baile. Al amanecer, es probable que uno se
suba al primer tren del día, con los
pies adoloridos, el
corazón lleno y los
oídos zumbando, ya que
Club Elastica no es solo una
salida nocturna en Vilna, sino un
rito de iniciación para los
amantes de la música que
recorren los países bálticos.
Fuente:
MARLOW
https://lithuania.travel/en/




