48 HORAS EN REUS ENTRE VERMUT, CALÇOTS Y CULTURA
Cataluña ha sido elegida como Región Mundial de la Gastronomía 2025, un título que la consolida como modelo turístico innovador y regenerativo en el que la revolución gastronómica del destino va mucho más allá del restaurante y abre las puertas a descubrir el territorio y la producción alimentaria local y singular.

- Con el fin de poner en valor sus paisajes gastronómicos desde la siembra, la cría o la pesca hasta el plato, la Agència Catalana de Turisme propone descubrir cada rincón con un viaje sensorial a través de gustos, territorios y tradiciones desde el portal Som Gastronomía.
- El primer paisaje a descubrir es Costa Daurada, con Reus, la cuna del Modernismo, la Capital del Vermut, epicentro cultural y de sabores vinculados a la tierra… y muy cerca de allí, a apenas 25 km, Valls, donde se originaron tanto los calçots como las populares calçotadas.
Cataluña se
viste de gala este año para
celebrar su nombramiento como Región Mundial de la Gastronomía 2025 por el Instituto Internacional de Gastronomía, Cultura, Artes y Turismo (IGCAT). Y si siempre es buena idea
coger un AVE, la
A-3 o un
avión para
descubrir sus pueblos y
ciudades de costa y montaña; acudir a una de sus
ferias y aprovechar para
cenar en ese estrella Michelin que tienes
pendiente; o vivir en primera persona
San Jordi, las
verbenas en San Juan y contemplar desde las
plazas los
imponentes Castellers, ahora lo es más que nunca. Con este importante título, la
Generalitat de Catalunya, a través de la
Agència Catalana de Turisme (https://somgastronomia.cat/es/), se ha propuesto
promover el patrimonio vinculado a la
gastronomía y los
paisajes agroalimentarios; la
tradición e innovación de su
cocina; y su
identidad, poniendo en
valor toda la cadena: desde el
campesinado, los
pescadores, el
sector productor y los
ingredientes locales, hasta sus
chefs,
restaurantes,
mercados,
escuelas,
centros formativos, de investigación… Para
descubrir todo esto, empezamos por
Costa Daurada.
Primera parada, Valls, ¡a comer calçots!
La
calçotada es un
símbolo de identidad, una de las
tradiciones culinarias
ligada a la tierra más
emblemáticas de Cataluña, una celebración que va
mucho más allá de la gastronomía y se convierte en un auténtico hito de la cultura local. Originaria de
Valls, tanto la
experiencia en torno al fuego como el
ingrediente en sí, no hay mejor sitio para disfrutarlos, puesto que el
calçot es una
variedad de cebolla tierna que creó casi por casualidad un
campesino a finales del siglo XIX, y que es un
auténtico manjar asado a la
brasa y remojado en una
salsa similar al romescu. Se suelen
acompañar de carnes a la parrilla, buen vino y un
ambiente festivo donde
compartir mesa es tan importante como el propio menú. Están en
plena temporada entre
noviembre y
abril, y su
fiesta mayor, la
Gran Festa de la Calçotada, se celebra en esta localidad a
finales de enero (https://festacalcotadavalls.cat/) -para apuntar en la agenda del año que viene-.

Majols Natura, en
El Rourell, es uno de los
mayores productores de este vegetal tan único, con
Indicación Geográfica Protegida (IGP)
Calçot de Valls, que se
cultiva tan solo en
cuatro comarcas -Alt Camp,
Baix Camp,
Tarragonès y
Baix Penedès- y cumple unos
estándares muy específicos. Y a escasos 700 m de la finca se encuentra el Fortí del Rourell, un
castillo palaciego
del
siglo XII declarado
Bien de Interés Cultural que se convierte en el lugar ideal para
celebrar, además de
bodas, las
tradicionales calçotadas con
visita guiada y un completísimo menú con los
sabores de la tierra.
Reus, la cuna del Modernismo, la Capital del Vermut
Reus
es una ciudad que destaca por su
gran importancia histórica y cultural, especialmente durante su
etapa de gran esplendor
a finales del siglo XIX y
principios del siglo XX, un periodo conocido como
Reus 1900. Durante esta época se
transformó su paisaje urbano y cultural, consolidándose como una de las capitales más destacadas del modernismo en Cataluña, junto a Barcelona. Este auge, debido a la bonanza económica que había traído la
producción de vino y aguardiente y el comercio textil, se traduce en encargos de edificios tan relevantes como la Casa Navàs, que hizo el arquitecto
Lluís Domènech i Montaner sin
límite de presupuesto. Una joya que, salvo
algunos daños que sufrió en la Guerra Civil, está
prácticamente intacta desde que se levantó entre
1901 y 1908. La última parte que
acabó destruida durante el
conflicto, una
llamativa torre, está en plena
reparación y este año
volverá a lucir como en sus orígenes.

Otros
arquitectos como
Josep Maria Jujol y
Pere Caselles también dejaron su
impronta en Reus, y muchas de las casas de este corte se encuentran en la
calle de Sant Joan, donde tanto los
comercios -también es un
destino de compras muy popular- como las
residencias privadas
se construyeron siguiendo los
cánones modernistas. El
Teatro Fortuny, la
Casa Rull o el
hospital psiquiátrico Institut Pere Mata son algunos ejemplos más de las
joyas arquitectónicas que
alberga esta ciudad, algunos, protegidos como
Patrimonio de la Humanidad.
Y
vinculado a Reus y al
modernismo, está necesariamente el vermut, cuyo
negocio impulsó la fortuna de la zona. Durante el
siglo XVIII, había una
expresión popular, “Reus-París-Londres”, que mostraba la
relevancia de la industria, puesto que estas tres ciudades eran, además de productoras, las que
fijaban el precio del aguardiente. Con las
fortunas de aquel entonces, las
familias más pudientes reinvirtieron en la industria textil y
vitivinícola, e introdujeron una bebida aromatizada muy
popular en Turín, aunque
originaria de Baviera. A
finales del siglo XIX, principios del XX, había
más de 30 productores y
50 marcas de vermut en Reus, algunas de las cuales
siguen en funcionamiento, como
Yzaguirre o Miró. Hoy la ciudad tiene un Museo del Vermut -con cerca de
6.500 artículos y objetos de colección de más de
2.000 marcas elaboradas en
57 países del mundo-; y también una
Ruta del Vermut, con
actividades,
catas,
guías teatralizadas, eventos anuales
y
visitas a bodegas históricas.

Una de esas bodegas es
Casa Vermouth Padró, cuyos
orígenes vitivinícolas se remontan a
1886 en
Bràfim (Tarragona) de la mano de
Daniel Padró Porta. Hoy en día es la
5ª generación la que mantiene la misma
filosofía de comercialización a granel
y
embotellado de vinos de calidad,
mistelas y
vermuts dotando a la empresa de la
tecnología para la modernización de los
procesos enológicos. Elaboran
blancos,
rojos,
clásicos y
reservas de diferente amargor, uno -o varios- para
cada paladar o
momento.
Otra
interesante parada gastronómica tras el aperitivo es
Ferrán Cerro Restaurant, con su
cocina vanguardista de temporada, que lleva desde
2017 cosechando éxitos, como un
Sol Repsol desde 2020, una
mención en la Guia Michelin y el
título de Restaurante Revelación en la Guia Gourmand 21.

Y para descansar… rumbo a la costa
A
15 km de Tarragona, tocando la arena de la
Costa Dorada, hay un
edificio singular que data del
siglo XVIII,
‘La Vila Closa’ de
Altafulla, declarada
Bien Cultural de Interés Nacional, y en su interior se
alberga uno de los hoteles más exclusivos de la provincia: el
Hotel Gran Claustre. Un
hotel con encanto y la
combinación perfecta entre su
estructura tradicional y una
decoración moderna en sus
39 habitaciones, todas
distintas y distribuidas en dos edificios. Tiene un
restaurante gastronómico,
Bruixes de Burriac, by Jaume Drudis, presente en la
Guía Michelin, el lugar perfecto para conocer los
mejores ingredientes de
proximidad y la
cocina de temporada de la zona.


Esto es
solo una muestra
de lo que
Costa Daurada, y concretamente
Reus y
Valls tienen para
ofrecer al mundo
como parte de la
Región Mundial de la Gastronomía 2025.
¿Vamos a descubrirlo?
Más información en el portal de la
Agència Catalana de Turisme:
https://somgastronomia.cat/es/.
Fuente:
AIRES NEWS Comunicación
https://somgastronomia.cat/es/
https://act.gencat.cat/?lang=es
https://www.catalunya.com/es






